Ilustración de Georgina García-Mauriño |
¡Pueblo de Pekín!
La ley es ésta:
Turandot la pura,
la princesa más bella de la China,
se casará con el príncipe
que resuelva sus tres enigmas.
Este es el inicio de la historia que traigo hoy a nuestro blog de la 'biblio'. Pertenece a la adaptación que Georgina García-Mauriño ha hecho de la ópera "Turandot" de Puccini y que podemos encontrar en la web de Cuéntame una ópera.
En muchas ocasiones, las historias que cuentan las óperas son fantásticos cuentos y esta lo es. En ella se cuenta que en la China imperial reinaba un emperador que estaba desesperado porque su única hija, Turandot, era fría, caprichosa, despiadada..., y no quería casarse. El emperador, harto de la situación, la amenazó con echarla de palacio sin contemplaciones si no se casaba. La princesa aceptó, pero puso una condición: el pretendiente que se casara con ella debía acertar tres adivinanzas. Fueron muchos los que lo intentaron, pero ninguno lo logró. Hasta que llegó un príncipe desconocido dispuesto a afrontar el reto...
Ilustración de Georgina García-Mauriño
No te cuento más. ¿Quieres descubrir el final de esta interesante historia? Te voy a proporcionar un enlace para que puedas leerla al tiempo que oyes, si vas pinchando en las ilustraciones, la maravillosa música que le puso Puccini a las distintas escenas. Seguro que te gusta.
Haz clic en esta imagen para comenzar a leer
¿Quieres saber cuáles eran los acertijos de Turandot y cómo respondió el príncipe? Sigue leyendo...
- "Lo mata todo, pero el agua lo mata".
- "¡El fuego!", contestó el joven.
La princesa propuso una segunda adivinanza:
- "Soy duro como una roca, pero la gente me bebe".
El joven contestó: "¡El hielo!".
Y llegó el momento del último acertijo: "Es un hielo que te da fuego, y cuanto más fuego te da, más hielo se vuelve".
El joven pensaba sin encontrar respuesta, pero al ver a la fría princesa sintió tal ardor en su corazón que…
- "¡Turandot!", exclamó plenamente seguro.
Este cuento tradicional chino encierra una enseñanza: "La mayoría de nuestros deseos los conseguimos con la sabiduría del corazón y no con la necedad de la violencia".
Y llegó el momento del último acertijo: "Es un hielo que te da fuego, y cuanto más fuego te da, más hielo se vuelve".
El joven pensaba sin encontrar respuesta, pero al ver a la fría princesa sintió tal ardor en su corazón que…
- "¡Turandot!", exclamó plenamente seguro.
Este cuento tradicional chino encierra una enseñanza: "La mayoría de nuestros deseos los conseguimos con la sabiduría del corazón y no con la necedad de la violencia".
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