No podemos olvidar que todavía estamos en el Año Platero. Recordad que la estructura de 'Platero y yo' responde a un esquema circular. Comienza en una primavera y termina en la misma estación, así que la vida de Platero se desarrolla en el ciclo completo de un año. Entre estos dos extremos se encuentran las vivencias de Platero. Así, los 138 capítulos del libro se corresponden con los días de un periodo cronológico habitual en la vida de los seres vivos.
Para acompañar una vez más a Platero en este ciclo, hoy os traigo al blog de la 'biblio' el capítulo 88, titulado 'Tarde de octubre'. En este episodio, Juan Ramón Jiménez se extasía ante el paisaje y transmite la sensación de soledad que siente al no poder escuchar, como tantas veces ha hecho, las risas y las voces de los niños, que ya han vuelto al colegio una vez pasadas las vacaciones.
Si queréis seguir la lectura al mismo tiempo que la escucháis en la voz de Manuel López Castilleja, podéis hacerlo con esta audición a partir de 2' 33'':
Para acompañar una vez más a Platero en este ciclo, hoy os traigo al blog de la 'biblio' el capítulo 88, titulado 'Tarde de octubre'. En este episodio, Juan Ramón Jiménez se extasía ante el paisaje y transmite la sensación de soledad que siente al no poder escuchar, como tantas veces ha hecho, las risas y las voces de los niños, que ya han vuelto al colegio una vez pasadas las vacaciones.
Si queréis seguir la lectura al mismo tiempo que la escucháis en la voz de Manuel López Castilleja, podéis hacerlo con esta audición a partir de 2' 33'':
TARDE DE OCTUBRE
Han pasado las vacaciones y, con las primeras hojas amarillas, los niños han vuelto al colegio. Soledad. El sol de la casa, también con hojas caídas, parece vacío. En la ilusión suenan gritos lejanos y remotas risas...
Sobre los rosales, aún con flor, cae la tarde, lentamente. Las lumbres del ocaso prenden las últimas rosas, y el jardín, alzando como una llama de fragancia hacia el incendio del poniente, huele todo a rosas quemadas. Silencio.
Platero, aburrido como yo, no sabe qué hacer. Poco a poco se viene a mí, duda un punto, y, al fin, pisando seco y duro en los ladrillos, se entra conmigo por la casa.
Ilustración de Idígoras y Pachi
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